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Sin en el banquete de la vida no hay asiento para todos,
es porque algunos... Ocupan demasiado lugar. ver video

jueves, 31 de mayo de 2012

Mayo. La isla fantasma


  Los frutos del nogal caen sobre el arroyo “¡Tac, tac!”, y despiertan al silencio de la isla.


  Don Mayo, por el rechinar que escapa de la mecedora de mimbre debería estar hamacándose, si no fuera porque murió hace veinte años. Dicen que desapareció una madrugada luego de escucharse infinitos gritos desgarradores y ruidos de hachazos. Desde aquella ocasión nadie se atrevió a ingresar en la casa, y quienes se han asomado enloquecieron, porque cada vez que espiaron, las cosas no conservaban su mismo lugar.
  Otros aseguraban ver una cabeza en la ventana durante los crepúsculos, “El reflejo de la luna” tal vez.
  Una noche de verano recuerdo que dos jóvenes desconocedores de la tragedia osaron pescar en el muelle esquelético de Mayo, a pesar de mi advertencia. Al día siguiente apenas flotaba una boya sostenida por un trozo de caña partida. ¡Nunca vinieron a preguntar por ellos!
  La niebla se disipa y la isla emerge reflejada en el agua turbia como una postal en sepia. Inmutable.
  Ha pasado el tiempo y la soledad es la única testigo de estos recuerdos.


  “¡Tac, tac!”                                                     


  …Todavía conservo el hacha.

                                                                                                   Ariel Rey