Si tan solo piensas… un instante.
Todo lo que te ha dado tu juventud andariega, la elección de la reina de la noche.
Cuantas noches, cuantas nuevas reinas.
El perfume, el sabor etil de madrugadas los fines de semanas casi eternas.
Así pasan los años, tallando primaveras
pero en un girón del tiempo, te das cuenta
que la vida, efímera, se vuela.
Ya de nada sirve todo lo que obtienes si en tu rompecabezas solo cambias piezas.
Entonces no dudes un instante no hay más tiempo para andar de reinas, inventa una excusa intrascendente,
busca retenerla
que tu orgullo duerma con su arrullo antes de que su espera lúgubre roce otras veredas
que sus agujas encuentren una esquina o dicho de otra forma que su tiempo de una vuelta entera.
Toma su mano con firmeza
recuerda los caminos que compartiste con ella, alegrías, tristezas, el respaldo cobijoso el perdón, la confianza plena.
abrázala con fuerza
y cuando se despierte
con sus ojos de almendras
respira muy profundo,
toma el aire que puedas
y conviértete en hombre,
entonces sin dudarlo
acércate a su oído
y dile suavemente ¡Gracias compañera!
Si tan solo piensas… un instante.
Todo lo que te ha dado tu juventud andariega, la elección de la reina de la noche.
Cuantas noches, cuantas nuevas reinas.
El perfume, el sabor etil de madrugadas los fines de semanas casi eternas.
Así pasan los años, tallando primaveras
pero en un girón del tiempo, te das cuenta
que la vida, efímera, se vuela.
Ya de nada sirve todo lo que obtienes si en tu rompecabezas solo cambias piezas.
Entonces no dudes un instante no hay más tiempo para andar de reinas, inventa una excusa intrascendente,
busca retenerla
que tu orgullo duerma con su arrullo antes de que su espera lúgubre roce otras veredas
que sus agujas encuentren una esquina o dicho de otra forma que su tiempo de una vuelta entera.
Toma su mano con firmeza
recuerda los caminos que compartiste con ella, alegrías, tristezas, el respaldo cobijoso el perdón, la confianza plena.
abrázala con fuerza
y cuando se despierte
con sus ojos de almendras
respira muy profundo,
toma el aire que puedas
y conviértete en hombre,
entonces sin dudarlo
acércate a su oído
y dile suavemente ¡Gracias compañera!