…¿Cómo te encontraste, aquí, con Walsh?
Walsh: -Contale
Haroldo-
Conti: -Resulta que
me atrasé debido a una reunión que tuve con otros escritores, y al llegar al
Gambado había tan poca agua que no pude cruzar el arroyo. Para mi suerte, la
almacenera entraba al Carapachay y me acercó hasta acá. Lo que no imaginé fue
encontrar a Rodolfo con sombrero de paja y sin sus anteojos de marcos oscuros-
Walsh: -Es para
pasar desapercibido-
…-Perdón. ¿Y, por qué usas pedacitos de carne para pescar,
si es mejor usar lombriz?-
Conti: -Seguro que
también tiene una explicación. ¡Para todo tiene una explicación!-, susurra Haroldo, mientras pone a calentar la vieja pava vestida de
hollín.
Walsh: -Resulta que
la carne no se mueve debajo del agua, pero atrae por los jugos que despide. En
cambio, la lombriz enseguida delata la posición donde se encuentra y “zas”,
cualquier pez chico se gana el trofeo-
…-Me resulta extraña tu explicación, Rodolfo. Aunque ya el
hecho de estar aquí ya es sumamente extraño-
Es extraño el contexto, pero gratificante gracias a la
humedad del tiempo que respiro.
¡Tomate un matecito! Le dice Haroldo a su colega, mientras
calienta más agua que filtró del arroyo.
Conti: -¿Y vos, che,
cómo llegaste hasta aquí?
…-Yo estaba pescando acá cerquita, en el arroyo Esperita,
sentado en mi reposera. De repente se sucedieron dos bostezos, luego cabeceé
tres o cuatro veces y aparecí compartiendo esta mesa con ustedes-
Una rama de sauce, que trae el recuero del antiguo “álamo
carolina” rechina como queriendo advertirme de que ¡Algo parece ilógico!, pero
esta es una noche para soñar, única, irrepetible. Y por muchas cosas más, diría
Walsh, este momento cotiza más que “un kilo de oro”.
Consulto a Rodolfo, si conoce algún sitio web interesante,
y me contesta:
-¡Este es un sitio bueno!,
acá se respira vida y muy pocos conocen este paraíso perdido.
-¿De qué sitio
hablan, che? Pregunta Haroldo.
…-No, de nada. Creo que Rodolfo no me entendió la pregunta-
Conti: -¿Tomás mate
amargo?-
…-Sí, gracias. “Para dulce esta la vida”-
Conti: -Haces muchas
preguntas vos. Tendrías que escribir algún relato policial. ¿Qué opinás
Rodolfo?-
Walsh: -¿Que opino? ¡Menos relatos policiales
y más poesía! Mirá lo que es este río, los pájaros, el perfume verde de los
árboles…-
…-Bueno, bueno. Para que no haya diferencias prometo
escribir todos los relatos y poesías que pueda-
Te tomo la palabra, así que no nos falles, agrega Rodolfo.
Walsh: -¡Haroldo!
¡Haroldo! ¿No viste dónde fue Haroldo?
…-La última vez que lo vi irse, estaba intentando encender
el farol a kerosene-
Walsh: -Ahora que
estamos solos ¿Te puedo preguntar algo?-
…-Por supuesto, Rodolfo-
Walsh: -Si no recuerdo
mal, el 24 de Marzo de 1977 escribí una carta donde relaté unas cuantas
verdades ¿Sabés si alguna vez la leyeron?
…-Sí, la leímos unos cuantos. Lamentablemente, en la
actualidad, se lee una vez al año. Pero lo que te puedo asegurar es, que para
los que comprendimos tus palabras, ya no existen grises sobre la realidad que
vivimos. Lo que lamentamos mucho, es que después de esa carta, no te vimos
nunca más-
Walsh: -¡Ves! Lo que
te explicaba antes. Ese día…
Encarné con lombriz.